miércoles, 5 de febrero de 2014

PERSONALIZACIÓN

                Empezaré por el principio: siempre fui muy inquieta y nunca tuve las cosas muy claras (sigo sin hacerlo). Cuando me preguntaban que qué quería ser de mayor contestaba lo que todos los niños pequeños, a veces era bombera, otros peluquera (esos eran mis favoritos), pero ya cuando la cosa se puso más seria me volvieron a preguntar  y no lo sabía, sólo sabía que me interesaban ciertas cosas, por qué había una ventana ahí, o por qué había allí una viga, y me dijeron que eso se estudiaba en Arquitectura. Despertaron mi curiosidad sobre el tema y empecé a investigar, y descubrí que era algo que realmente me cautivó.
   
             De forma paralela, mi abuela intentaba tirar para su terreno, y con menos de 10 años empecé a hacer mis pinitos en la costura, me gustaba, pero no me entusiasmaba, no terminaba de encontrarle el punto. No fue hasta que estudié patronaje  que realmente me apasionó el tema, y no ha sido hasta hace bien poco que he descubierto la relación entre ambos campos.

                Ambas disciplinas, en cierto modo,  envuelven a la persona. En el patronaje, a partir de un material plano, realizando una serie de pliegues y de uniones consigues darle forma a la tela para que esta envuelva al cuerpo y según lo plantees sea como una segunda piel, muy ceñido, o no siga de forma tan rigurosa las formas del cuerpo, consiguiendo destacar o disimular aquello que te interese. En la arquitectura, el espacio interior, los elementos que lo componen y lo completan variarán en función del usuario describiendo unas geometrías concretas.

Y en ambos casos, actualmente existe el mismo conflicto, no siempre cumplen la función para la que fueron diseñados.

Encantada de conoceros.

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