lunes, 17 de febrero de 2014

OTRO DÍA MÁS

                Otro día más, María se levantó y fue directa al tocador, ¡por fin podía hacerlo! Llevaba  cuatro días en cama por culpa de unas altas fiebres. Su madre lloraba de alegría, justo después de haber anunciado su compromiso cayó enferma.
                No recordaba haber tardado tan poco en vestirse nunca. Salió casi corriendo a la calle, necesitaba sentir el aire y el sol en su cara. ¡Qué día tan bello! Las flores desprendían un olor estupendo, y los pájaros interpretaban  bellas melodías. Tras un buen rato caminando se dio cuenta de que la gente le miraba raro, se alejaban de ella a su paso por las calles, no lo entendía, estaba sana, su aspecto era normal. Pero…. una brisa en sus piernas le hizo entenderlo todo. A causa de las fiebres  había crecido y sus pies quedaban a la vista bajo la falda. Volvió a casa por el camino más rápido y a toda prisa.
                Al día siguiente su prometido vino acompañado de su madre. Iban a romper el compromiso. Todo el mundo la había visto por la calle enseñando los pies, y eso era una deshorna para la familia del muchacho.
                María entristeció profundamente. Si no se casaba, ¿qué sería de ella? Poco a poco volvió a salir a la calle, y si no se casaba, ¿qué?

                Para su sorpresa,  durante sus paseos empezó a ver faldas más cortas.  No pudo resistirlo, preguntó a una de las muchachas. Al parecer, una joven aristócrata la vio durante su fatídico paseo, y le pareció tan bello que decidió imitarlo, al llevarlo ella las jóvenes  la imitaron y ahora la mayoría de muchachas llevaban las faldas de este modo.   
                Sin proponérselo, María creó tendencia. Un pequeño acto como fue salir a la calle de forma “indecente” hizo plantearse algunos aspectos al resto de mujeres, y no solo la vestimenta, ese acto de rebeldía de decir ¿qué? sirvió de inspiración para otras tantas.

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